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Personaje

Herman Chadwick Piñera: "Los 30 años de la Concertación son inolvidables"

Herman Chadwick Piñera: "Los 30 años de la Concertación son inolvidables"

Abogado, alcalde designado, presidente gremial, candidato a senador, concejal, líder del CNTV y al mando de Enel hasta el 29 de abril. El recorrido de uno de los hombres más influyentes del país no se detiene: asegura que a sus recién cumplidos 79 años va a seguir trabajando. “¿qué haría si no trabajara? Trabajaría”, reconoce.

Por: Nicolás Durante - Fotos: Verónica Ortiz | Publicado: Sábado 20 de abril de 2024 a las 21:00
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​​El martes, Herman Chadwick Piñera cumplió 79 años. Los pasó rodeado de su esposa desde que tenía 22 años, sus hijos y 13 nietos. En total, unas 25 a 30 personas en su casa. Pero el cumplimiento de ciclos también será el 29 de abril, cuando deje la presidencia del directorio de Enel Chile, tras ocho convulsos años. 

“He sido un observador privilegiado, nada más”, dice el abogado y uno de los hombres más influyentes del mundo público y privado de Chile. Varios dicen que su teléfono vale oro y que, en su tiempo, una llamada de él ponía nervioso a cualquiera. Está sentado en su espaciosa oficina en El Golf, con vista al poniente y donde hay cuadros de Matta, esculturas, mapas y un escritorio de madera clásico. “Aquí yo paso buena parte de mi día, me gusta que sea como una extensión de mi casa”. 

Chadwick Piñera ha vivido varias vidas en una. “Mi vida es de a pedazos, me gusta armar puzzles, mi vida es como un puzzle”, dice en esta conversación. 

En lo público, en los años ‘80 fue designado alcalde de Providencia por el régimen militar, intentó una fallida candidatura a senador por Coquimbo, luego fue electo concejal por Santiago y pasó por el Consejo Nacional de Televisión (CNTV) nominado por Ricardo Lagos, donde llegó a ser presidente nombrado por su primo, Sebastián Piñera. 

Dice que lo público le gusta. Habla de política moviendo las manos, pensando sus respuestas y dando ideas de grandes acuerdos. Pero reconoce que ser 100% político nunca más lo consideró desde su intento de llegar al Senado en 1989. Los negocios, la oficina de abogados, lo privado siempre le tiraba. 

“Sería feliz concejal, pero la campaña quita tiempo. Me gusta mucho el mundo municipal, me tienta, pero no full time”, dice. Pero en esta negociación por candidatos, nadie se lo ha ofrecido. Aún. 

En el mundo privado, Chadwick fue por años presidente del gremio de las concesionarias (Copsa), donde junto a su amigo Lagos y el ministro Carlos Cruz lograron instalar ese modelo en el país. 

También está en el directorio de Aguas Metropolitanas, la controladora de Aguas Andinas. Fue presidente de la española Ferrovial y está lo de Enel, donde llegó a hacerse cargo cuando los italianos compraron Enersis. 

- De todos sus trabajos, ¿dónde lo pasó mejor?
- (Mira al techo). La pregunta es compleja... Me apasionaron mucho las concesiones, porque fue un éxito, logramos a codazos hacer entender a este país que se requería esto, por eso tengo un gran recuerdo del Presidente Lagos, a quien estimo mucho, también de Carlos Cruz.

- Pero estuvieron cuestionadas en la última presidencial y en el estallido social… 
- Sí, se les cuestionó, pero tú ves que este Gobierno está llegando a las concesiones de nuevo, porque es una gran herramienta para crecer. Si ha sido algo malo en algo, corríjanlo, pero no lo eliminemos. 

Lo otro que le ha gustado mucho son los nueve años en Enel, de donde se va sin rencores. “Yo sabía que venían cambios, que había que darle el paso a otra gente. Toda la gente de Enel y sus subsidiarias, los nombré yo, son todos buenos. Me voy sin ningún trauma; al contrario, agradecido”. 

Retirarse no es una palabra que esté en el mapa de Chadwick. Dice que se va a dedicar a su oficina de abogados, y está viendo otras opciones que prefiere no revelar. También está su campo, donde planea plantar cerezas. “Voy a trabajar mucho, he trabajado siempre. Cuando me preguntan ‘cuál es tu hobby’, les digo que trabajar. ¿Y qué haría si no trabajara? Trabajaría”.

“Estoy feliz a los 79, contento porque estoy bien, me ha ido bien, estoy activo, me levanto a las 7:30, llego a mi casa a las 7 de la tarde, y porque tengo cosas que hacer que no he hecho, hasta escribir algo sobre mi vida, sobre la época que me ha tocado vivir, los distintos escenarios donde he estado en la vida pública y privada de este país”. 

Lo trataron de tonto

Al directorio de Enersis llegó en 2015, cuando recién habían comprado el grupo Enel Italia a través de Endesa España. “Fue un trabajo larguísimo, nació como cría Enel Chile, y se separaron las inversiones de América Latina de las chilenas. Fue grande, importante, difícil”. 

“Hicimos una OPA, en la cual Enel Chile adquirió acciones de Enel Generación. Cambiamos de nombre, y sustituir el nombre de Endesa y Chilectra no era fácil: en España no lo habían logrado. Nosotros lo logramos y nos fue bien”, recuerda. En 2016 se convirtió en presidente de la mesa. 

Y en 2018 hubo una conflictiva OPA, donde Enel se cruzó con las AFP y los fondos de inversión en una guerra de valorizaciones y declaraciones por la prensa. 

“Lo hicimos con tranquilidad, dándonos plazos de espera para no provocar ningún problema -dice Chadwick-. A los italianos les costó entender la dinámica, pero lo fueron entendiendo de a poco, con harto coscacho. Pero al final se dieron cuenta de que las AFP eran importantes en Chile, no sólo porque tenían el 10-12% de la compañía, sino porque eran los fondos de pensiones y tenían respaldo popular; y logramos que las AFP entendieran el negocio y se quedaran”.

De su paso por Enel, donde enfrentó el estallido social (en el cual quemaron una parte del edificio corporativo en el centro), la pandemia y más, Chadwick elige su momento más complejo.  “El más complicado fue hacer entender que venía esta nueva energía, la del sol, del viento, la geotermia, y que íbamos a cerrar las plantas carboneras, disminuir nuestra generación contaminante y lograr que el país tuviera una matriz, antes del 2030, en el que las energías limpias fueran más importantes que las otras”. 

Recuerda una anécdota. “En una mesa en la CPC expliqué esto y uno de los consejeros me dijo que yo estaba tonto de creer en esas cosas. Yo le retruqué: ‘No soy tonto, lo que tú tienes que hacer es informarte y entender el nuevo mundo de la energía’. Se pensaba que ese cambio iba a suceder en 20-30 años, pero sucedió en 10. Enel en eso fue un pionero, todos nos siguieron después. Francesco Starace a nivel mundial fue pionero, con él empecé a hablar hace 10-11 años, y todos creían que Chile iba a ser un laboratorio, que se iba a demorar, pero de inmediato fue negocio. Una planta solar demora 10 meses, una hidráulica, 10 años. Cambiar ese chip costaba en el mercado local”. 

“Nos costó convencer a la autoridad y al mundo empresarial de que esto podía hacerse muy rápido. El mundo de hoy no está hecho a 30 años plazo, está hecho a meses y en algunos casos a muy pocos años. Enel entendió eso. Hoy los planes decenales, los quinquenales, no existen, porque las tecnologías, las personas, los países cambian, todo cambia. Uno tiene que estar adecuándose al momento y aprovecharlo para dar el golpe y correr riesgos”.

Evelyn es mi candidata 

- ¿Cómo ha cambiado Chile? 
- He sido actor privilegiado. Creo que Chile ha cambiado para mejor, los 30 años de la Concertación son inolvidables, fueron 30 años excelentes, el país llegó al top en todos los índices. Con los gobiernos de Piñera también se hizo bien, pero después el país se ha detenido un poco, se ha trancado en su crecimiento. 

Y sigue: “Uno pensaba que era normal que un país que creciera mucho llegara de repente a una altura, un altiplano, donde venía un crecimiento más lento, pero resulta que ese crecimiento más lento se ha prolongado más allá de lo que se pensaba. Pero para crecer, crecer y crecer, hay que tener un Gobierno que tenga la predisposición de crecer. El mundo crece por el mundo privado, no por el sector público. Los privados tienen que tener la certeza para seguir creciendo, y eso nos ha faltado”. 

La izquierda, apunta, tiene una tranca con el crecimiento. “Por mucho que digan que es muy importante el crecimiento, no creen mucho en él. No es un cartel de triunfo de ellos, porque el crecimiento lo identifican con la empresa privada, con el liberalismo, con un modelo económico que no comparten. Pero la solución no está en hacer más hospitales, está en producir más”. 

“Este Gobierno trató de ser ideológico en sus comienzos y terminó siendo más pragmático. Eso no quita que quienes gobiernan y manejan esto tienen ideológicamente un sesgo que no pueden ocultar. Les digo a mis amigos de derecha: ‘Ustedes quieren que este gobierno sea de derecha, ¡no va a ser nunca de derecha, es el gobierno de Boric, un gobierno de izquierda!’. Lo que hay que pedirle al gobierno es que haga lo mejor posible su tarea, pero no que cambie sus principios”. 

Entonces recuerda esos años dorados con grandes acuerdos nacionales. “Se ha polarizado mucho la política entre derecha e izquierda. Faltan personas que lleven a acuerdos, hay una clase política nueva que no aprendió que su gran rol es buscar acuerdos, creen que su gran rol es triunfar con las banderas que cada uno tiene, y eso es un error. A Chile le fue muy bien con los acuerdos, les falta que se formen más, que entiendan más”. 

- Pero el Gobierno dice que la oposición no permite acuerdos, y que los empresarios se han opuesto a todo. 
- Los empresarios no se oponen, el problema ha sido con dos o tres leyes que más que oponerse han pedido que se modifiquen. La centroderecha ha actuado a veces quizá más allá de lo que se debiera, porque no ha sido tan buscadora de acuerdos como debería. Pero ha señalado siempre un camino por el cual están dispuestos a acompañar al Gobierno. 

“Falta ceder también un poco en las posiciones, ser más flexible, no ser tan rígido -continúa-. Hay que entender que la izquierda y la derecha no piensan lo mismo respecto a muchos temas. Hay que buscar cosas en común para que el país crezca, se desarrolle, se elimine la pobreza, para que la clase media lo pase mejor y que los empresarios inviertan”. 

- ¿Hay desconfianza de los extranjeros? 
- No hay desconfianza, confían en Chile, pero lo miran con más preocupación que hace 10 años. Los empresarios extranjeros entienden de política, tampoco son empresas que se hayan desarrollado fuera de su país de origen en gobiernos sólo de derecha, sino que se han desarrollado en gobiernos de todo tipo y no les ha ido mal, saben manejarse en océanos diferentes. 

- ¿Le cuesta más al chileno que al extranjero asumir estos cambios?
- Le cuesta más. El extranjero tiene más experiencia en haber invertido lucas en océanos tormentosos. Los chilenos también han salido, pero cuidándose de la realidad política de los países donde han invertido. El empresario chileno también quiere invertir, pero quiere algunas reglas claras, que no son tantas.

Dentro de los acuerdos que se requieren, dice, está el combate a la violencia. “Debemos preocuparnos de cómo terminar con la violencia, con el narcotráfico, con ciudades inundadas de malvados, que aprendieron mucho de la gente que llegó de afuera. El chileno no tiene las costumbres de un grupo, no de todos los venezolanos y colombianos, que ha contagiado a una parte de los chilenos para portarse mal, provocar desorden, traficar droga, atacar a la gente con dinero. Debe haber un acuerdo real, que no es sólo sacar a los militares a la calle, eso puede ser una consecuencia. Debe haber una forma de manejar el país donde se impida que la gente haga lo que quiera”. 

Vuelve también al proceso constitucional. “Nunca pensé que la Constitución iba a cambiar el país. Ese proceso fue un capricho de todos para salir de la crisis de octubre. Y tuvo los dos extremos, ninguno se aprobó; el tema que inquietaba a Chile nunca fue la Constitución”. 

Y agrega: “La gente no confía en las instituciones, porque ve que los políticos siguen discutiendo puras leseras entre ellos, y no van a los temas esenciales. La política está degradada en Chile y las instituciones están desgastadas, pero no hay que eliminar las instituciones, hay que mejorarlas”.

- ¿Matthei o Kast? 
- Creo que Evelyn Matthei tiene muchas posibilidades de ser Presidenta de Chile. Le tengo aprecio, le tengo cariño. Evelyn Matthei es mi candidata; la prefiero no porque tenga nada contra Kast, pero creo que ella está más en el centro y este país requiere que equilibremos hacia el centro, no a los extremos. Evelyn es de derecha, pero equilibra más el centro que José Antonio. 

¿Y en la izquierda? Ve al alcalde de Maipú como un candidato que puede surgir en cualquier momento. “Y está siempre la Carolina Tohá”. 

- ¿Cómo van a recordar a este Gobierno? 
- Depende de cómo lo hagan en el año y medio que falta. Hasta ahora ha sido un Gobierno regular, por el desorden en la ciudad, la violencia, el tráfico de droga. El Gobierno puede tener un año y medio por delante para repuntar, sobre todo en el crecimiento. 

Piñera y Hermosilla  

Cuando habla de su primo, el exPresidente Piñera, su tono cambia. “Yo he dicho que Sebastián me volvió a enseñar a rezar, rezo todos los días por él, todo lo que puedo. No porque le haga falta, sino porque me gusta recordarlo. Fue un gran amigo, un gran compañero de muchas lides. Los últimos años lo vi poco. Y me arrepiento de que en los últimos siete-ocho años no lo vi tanto. Él estaba en lo suyo, yo en lo mío, tenía sus amigos políticos, muy interesado en la política. Me arrepiento de no haber estado más con él”. 

Sobre su legado, dice que “se ha revalorizado. Los legados permanecen, pero hay que tenerlos presentes, hay responsabilidad de sus legatarios”. 

Otro tema donde se detiene es en el audio de Luis Hermosilla y los efectos que ha tenido. “Ojalá que haya cambiado el mundo de los abogados. Yo soy past presidente del Centro de Arbitraje y Mediación, y he podido conocer a los abogados más jóvenes. Y creo que ellos sí tienen que tomarlo como una enseñanza y entender que la profesión de abogado no se ejerce así, debe ser transparente, limpia. Todo lo que ha ocurrido ahora va a hacer bien para que viejas prácticas que había no vuelvan a aparecer”,  dice.

Y agrega que a Andrés, su hermano y ex socio de Hermosilla, el episodio “le dolió, pero está tranquilo en la universidad, en la docencia full time”. 

Por último, sobre su hijo homónimo, ex síndico de Caval y que atravesó por una intensa polémica y demandas por su rol en esa quiebra, dice que está bien. “Ha estado trabajando como loco en lo que sabe hacer. Por supuesto que me dolió ese episodio, pero estuve al lado de él, firme con él. Está bien Herman, está trabajando bien. Todo pasa”, dice justo antes de terminar la entrevista. 

“Venga a verme -dice al final-, almorcemos en la oficina, yo estoy aquí siempre, siempre”.

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